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UNA BELLA REFLEXION

Amador Millán Gil
7 abr 2017
2 Min. de lectura

UNA BELLA REFLEXION DIOS hizo el mundo para todos sus hijos, hay unos que vivimos sabiendo, que donde come uno también pueden comer dos, que hay que querernos los unos a los otros como hermanos en nombre de Dios y del Espíritu Santo. No hay que esperar que el cielo se hunda, ni que el mar vuele por las nubes, ni que los ríos corran por las calles, ni la Alegría se rompa a pedazos. Quisiera ser como el Ruiseñor, que con su canto transmite el amor, con sus alas vislumbra la esperanza, o como el Turpial, que con su gorjeo adorna lo infinito, con su volar muestra el esplendor de la libertad, o como el Gorrión, que con su tranquilidad se envuelve en la misericordia de la paz. ¿Cómo se puede vivir mejor, con la soledad de la tristeza o con la alegría sin tormento?. ¿A quién puede pedírsele esa luz radiante como el Sol, a la Luna reina de la noche o a los luceros guardianes del cielo?, que nos iluminen, y con sus rayos de luz, nos den calma, amor y esperanzas que no nos dejen arrastrar en las olas del olvido y nos ponga a pensar en un mundo sin piedad. SEÑOR; ilumina a la gente, que seamos más humanos, que la vida se comparta como antes, tenemos que querernos y continuar con el ejemplo del amor, con un pan, en aquella época, comían como hermanos. No pensar en el orgullo, sino en devolver las esperanzas, pensar en DIOS, quien se sacrificó por nosotros y hoy se recuerda con amor, respeto y con confianza. Quisiera vivir lo que he soñado, vivir con mi esposa, con mis hijos, nietos, bis-nietos, mis hermanos y demás familiares, vivir la vida más tranquila y explicar las cosas en un lenguaje que se adornen las palabras, que lleguen a las personas endulzadas con el alma, llevándoles la alegría a su casa.