TEODORO GIROT
- Amador Millán Gil
- 21 feb 2017
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El señor Teodoro Girot fue un hombre extraordinario, fue un gran jugador de beisbol, fue un amigo en general, muy servidor, sobre todo muy chistoso, cómico, tiene infinidades de anécdotas, fue muy querido por los casanayeros y por todas aquellas personas que tuvieron a bien conocerlo, fue como esposo, padre y amigo, muy sincero. Su esposa Calixta Zapata de Girot, una digna y humilde señora, su amabilidad es incomparable, sus hijos; Jesús, Domingo y Andrés, buenos hijos y excelentes amigos, todas esas generaciones, todas esas gentes que compartieron conmigo mi niñez y mi juventud, cuando los recuerdo me parece que fue un sueño en mi vida, que todos los casanayeros fuimos como una sola familia, compartimos nuestros dolores, nuestras alegrías, cuando salíamos a pasar un domingo al río Guarapiche o alguna playa, teníamos que hacerlo utilizando uno o dos camiones de barandas, hoy solo nos queda el recuerdo lleno de felicidad, al recordar aquel pasado tan maravilloso que hoy en días la juventud no lo pueden disfrutar.
Para mí, recordar es vivir, porque aquel pasado fue una felicidad. Recuerdo cuando se inauguró el Club de Beisbol "Ricauter" Yo era un niño, pero siempre los acompañaba; Fuimos al caserío Soledad, después de terminar el juego nos atendieron con un Tarcarí de chivo, todavía recuerdo lo sabroso. A Cariaco fuimos varias veces. Fuimos a Guarapiche, que contaba con buenos jugadores, entre ellos Teodoro Girot, Jesús Salvador Aristimuño Brito, Silverio González, Raimundo Acosta, Luis Mercedes Rivero.
Una vez mi hermana Carmen fue a comprar algo al negocio de Teodoro y como él hablaba un poco torcido le dijo al señor, (Señol Todioro) y el señor Teodoro le contestó, ¡hay mija ojala que yo fuera todo de oro! otra anécdota fue, como él tenía un negocio (bodega) en la esquina de la plaza, hoy Bolívar, y vendía aguardiente (la medida popularmente llamaban (potoquita) que medía un cuarto de un litro), se reunían los ya nombrados jugadores y otros amigos y empezaban la conversación de beisbol que era lo más que le interesaba al señor Teodoro, y sobre todo de las jugadas que había realizado y otras que le inventaban a medida que el alcohol iba haciendo su efecto, se contentaba mucho cuando le mencionaban las jugadas que había hecho y las que le inventaban, cuando veían que estaba vacía la medida (potoquita) lo cual al señor Teodoro se emocionaba y empezaba a ordenar ¡Carlixta, Carlixta, dame una, una, una potoquita! y así continuaban toda la tarde, cada vez qué veían vacía dicha potoquita le decía o le inventaban jugadas, ¡Teodoro, ¿tú te acuerdas cuando habían tres jugadores en base y era el ultimo inning para terminarse el juego y el bateador del equipo contrario conectó un flay altísimo y tú te lo llevaste ganando el juego?, entonces él reaccionaba diciendo Calixta, Calixta, una, una, una potoquita, y así continuaban diciéndole o inventándole jugadas y él llamando a su esposa Calixta pidiéndole una potoquita, terminando todos con una tremenda rasca(embriaguez).
Otra anécdota: El señor Teodoro tenía su casa entre la calle Venezuela y la calle Colombia, de Casanay, en dicha calle Colombia, tenía una sastrería Chico Ramón Mandarían, su ayudante era Juan de Mata Pérez, los dos eran muy echadores de broma, y para el señor Teodoro la ofensa más grande era que lo llamaran HUMARERA. Un día, pasaba por el frente de la sastrería el hijo de Morocho Cotines, se pusieron de acuerdo los antes mencionados y llamaron al muchacho, Chico Ramón mandó a Juan de Mata que se parara en la esquina, una vez compuesto los dos de la broma, Chico Ramón le ofreció a dicho muchacho dos bolívares para que se parara cerca de Juan de Mata y lo llamara HUMARERA y le dijo, mira que él se va a poner bravísimo, si te persigue te metes en la casa del Sr. Teodoro, a quien legítimamente llamaban HUMARERA, entonces Juan de Mata se hacía como si era a él a quien llamaban por dicho sobre nombre, Chico Ramón continuó diciéndole al muchacho, él(Juan de Mata) y el señor Teodoro son enemigos, así que te metes en la bodega del señor Teodoro, porque ellos no se hablan. El dicho muchacho hizo todo al pie de la letra, lo siguió y lo llamó HUMARERA, en ese momento el señor Teodoro se estaba bañando, entonces llama a su esposa Calixta y le dice quién es ese diablo que me está llamando HUMARERA, se puso la ropa y cogió un fuete y cuando el muchacho continuaba llamándolo HUMARERA, le llegó por detrás y le metió un fuetazo, diciéndole con grosería, yo no me llamo HUMARERA, y el muchacho sorprendido le contestó: no es a usted señor Teodoro es a Juan de Mata, ¿sí, tu sabes que a él lo llaman así? pues no, es a mí que me llaman HUMARERA. Total que le dio al muchacho varios fuetazos y los otros muertos de la risa festejando su hazaña. Como comerciante Teodoro se portó maravillosamente con los clientes, era muy respetado como hombre correcto, en toda reunión eran celebradas sus anécdotas. En mi libro "VIVENCIA DE CASANAY se encuentran otras anécdotas del señor Teodoro Girot.
Amador Millán Gil.
Cumaná, 21 de febrero de 2017.
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